Soliloquio
Felipe Flores Núñez
A juzgar por la algarabía suscitada ese sábado en Puebla, el camino de Claudia Sheinbaum Pardo luce visiblemente allanado y hace que la jefa de Gobierno de Ciudad de México transite cada vez con mayor certeza rumbo a la candidatura de Morena, para la elección presidencial de 2024.
Su visita en la víspera confirma lo que de algún modo se sabía: ella es mayoritariamente la favorita aquí para ser la abanderada morenista en los comicios que, a un año y medio de distancia, se prevén históricos.
Además de apuntalarse en tierras poblanas, Claudia tuvo una estancia productiva en el ámbito de su actual responsabilidad, al sostener ayer una reunión de trabajo con el mandatario estatal Miguel Barbosa, con quien suscribió una firma de convenio de colaboración en materia de seguridad pública.
Fue un encuentro sencillo, institucional, en el que se enfatizó la importancia de coordinar acciones para enfrentar a la delincuencia y atender otros rubros de interés común.
Desde luego, ya de modo privado, la ocasión seguramente fue propicia para que ambos abordaran temas de contenido político y que incluso trazaran sus proyecciones para los episodios subsecuentes, que serán definitorios en el 2024.
Claudia Sheinbaum sostuvo también una comida en el Centro Mexicano Libanés con un amplio grupo de empresarios poblanos, muchos de ellos antagónicos en forma y fondo con la 4T, pero todos ellos relevantes para ir midiendo fuerzas y calando sensibilidades.
Poco antes tuvo lugar el acto estelar de su visita en Puebla, con una concentración masiva en el Centro Expositor de Los Fuertes, donde el júbilo partidista acabó por desbordarse ante las sonoras exclamaciones de “¡Presidenta. Presidenta!”
Es innegable que la jefa del Gobierno capitalino mantiene clara ventaja para encabezar el proyecto de continuidad de la 4T, si bien animosamente se mantienen en la disputa Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.
En esa lucha que parece dispareja, el canciller ha ido perdiendo terreno en las semanas recientes, mientras que en contraste, el secretario de Gobernación registra un repunte notable por sus apariciones en diversas entidades para promover apoyos de los Congresos a la reforma de la Guardia Nacional, por cierto ya lo suficientemente consensuada.
Son notables los esfuerzos que hacen ambos contendientes. Ebrard llegó al extremo de querer lucirse con el anuncio de que nuestro país disputará la sede de los Juegos Olímpicos de 2036 y luego hasta se pintó el rostro de calaverita, para estar en tono con estos días festivos, mientras que Adán Augusto se esfuerza por abrirse espacios mediáticos confrontando a todo el mundo en sus exposiciones por el país.
Se vale, pero esos intentos parecen vanos. No hay ningún estudio de opinión que les conceda posibilidad ante la inercia ascendente y privilegiado posicionamiento de Claudia Sheinbaum.
En todos los estudios se percibe un crecimiento constante de Claudia, mientras que Marcelo se mantiene casi estático y Adán Augusto sigue en tercera posición. A pregunta expresa sobre quién le gusta para la presidencia del país entre las corcholatas de Morena, Claudia está a la cabeza con 40%, Ebrard tiene 34% y Adán Augusto sólo 13%.
Otra encuesta –de Covarrubias y Asociados, “Rumbo a 2024”–, además de mostrar una clara intención del voto en favor de la continuidad del proyecto de la 4T, ubica Sheinbaum Pardo al frente de las preferencias electorales con una intención del voto de 45%, casi 12 puntos arriba del canciller Marcelo Ebrard, quien alcanza sólo 33% de las preferencias.
Cierto que todos esos datos duros e irrefutables de las encuestas podrían variar, pero no la eventual nominación a favor de Claudia, en buena medida por el respaldo no tan velado que tiene del presidente Andrés Manuel López Obrador, con todo y su “al carajo con el dedazo” que hace días espetó.
Como bien lo percibió hace días Rodolfo Rivera en este medio, AMLO no ha podido disimular su preferencia hacia Claudia. porque –dice el encuestólogo– “es fiel seguidora de sus principios. Lo ha acompañado por años en sus luchas políticas. Se identifica con su forma de gobierno. Y, sobre todo, seguramente será una obediente mandataria que respetará todo lo que ha hecho el actual presidente”.
Pero no todo en Morena es miel sobre hojuelas. Claudia trae una piedra en el zapato y se llama Ricardo Monreal Ávila, quien durante la semana que ahora concluye fue víctima de un torpedeo inmisericorde. Fuego amigo propulsado –¿a cuenta propia?– por Layda Sansores.
Monreal, en efecto, es un cuarto aspirante, por más que se le margine desde la cúpula de la 4T. Mal se haría en desdeñarlo.
Como lo hizo contra el dirigente del PRI, Alito Moreno, convertida en la operadora del juego sucio, la gobernadora de Campeche se ha empeñado en desprestigiar a Monreal mediante el uso ilegal de presuntas conversaciones telefónicas y mensajes por WhatsApp.
Ante esa acometida, el presidente López Obrador dijo públicamente en su mañanera que “es de mal gusto” filtrar información con intenciones políticas, ni siquiera a los conservadores opositores hay que verlos como enemigos, son adversarios”. Y hasta pronunció a favor de la unidad, “porque no hay que caer en politiquería y mucho menos en el insulto, el agravio, la humillación…”
El caso es que Monreal se siente sumamente agraviado y este viernes, como lo había insinuado, presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General de la República contra la gobernadora Sansores.
En días previos Monreal había expresado su inconformidad por los acosos que –dijo– se han multiplicado desde que decidió participar como aspirante a suceder a López Obrador y los que –acusó– “son promovidos, patrocinados y tolerados desde las oficinas de la aspirante y los aspirantes al mismo cargo”.
Esta historia podría no tener un final feliz. Hay quienes aseguran que conforme avance el proceso interno morenista, las fracturas podrían ahondarse. Y señalan como otro eventual protagonista a Marcelo Ebrard, quien se hizo a un lado una vez y parece no estar dispuesto a repetir su concesión.
Hoy, por lo pronto, se presagia que algunos abandonarán el barco. El mismo Monreal advirtió esta semana que luchará con dignidad “y si las reglas son claras y si no recibo la mayoría de opiniones en mi favor, aceptaré que no soy el que más prefiere la gente. Pero si se acude a la descalificación, a la intriga, a la amenaza, a la persecución, por supuesto que tomaré mi camino hacia una situación distinta’’.
“Es una guerra fratricida al interior de Morena, que no les va a resultar y que creo, al contrario, debilitan al movimiento y ponen en riesgo el triunfo de 24’’, enfatizó. Tiene toda la razón y algo parece ya intuir el senador zacatecano, cuando también esta semana en el contexto del Día de Muertos tuiteó: “No le tengo miedo ni al miedo mismo, ni a la muerte. Estoy muy cerca de mi muerte política”.
El discurso por la unidad al que invocó el mismo presidente López Obrador, y que este sábado se replicó en Puebla, es la mejor opción de Morena para evitar mayores desmoronamientos. Y también el que más le conviene a Claudia Sheinbaum Pardo, en su ruta ascendente y sin aparente retorno.