SOLILOQUIO
Felipe Flores Núñez
Ni más, ni menos.
Las reacciones de diversos actores políticos y sociales tras la despenalización del aborto han sido las previstas.
A favor o en contra, en cualquier sentido, los posicionamientos han sido más que comprensibles.
Cada uno en su trinchera, obedecen todos a principios, creencias, convicciones y hasta conveniencias; así como a valores y a consideraciones de carácter ético, moral, jurídico.
El tema tiene muchas aristas; todas valen sin restricción alguna.
No obstante, a muchos sorprendió la rudeza en la narrativa de la Arquidiócesis de Puebla, la que de inicio había fijado su postura de manera moderada al afirmar que estaba “a favor de la vida” para luego recurrir a expresiones como: “muerte”, “sangre”, “crimen”.
En esa secuencia, el pasado fin de semana, mediante un comunicado y luego en su homilía dominical, el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa había conminado a los legisladores a rechazar la iniciativa y mejor atender otros temas más urgentes, como la inseguridad, la violencia, la salud, la educación y la promoción de la cultura.
También les pidió “no renunciar a sus principios humanos y morales”, “ni manchar sus manos de sangre”, además de recordarles que bautizó a muchos de sus hijos y casó a varios de ellos, por lo que ahora quería ver que están a favor de la vida y de la familia.
Los exhortos y llamados a “la conciencia” fueron vanos.
El pasado lunes, con 29 votos a favor, siete en contra y cuatro abstenciones, fue aprobada la iniciativa para despenalizar el aborto en Puebla, antes de las 12 semanas de gestación.
Consumada la aprobación en el ámbito legal, la Arquidiócesis endureció su discurso tras expresar su “más profunda tristeza” y lamentar que fuera negado violentamente el derecho a la vida.
“Puebla está de luto por tanta sangre de inocentes que será derramada. ¡Que Dios nos perdone!”, sentenció.
En su comunicado, enfatizó que la despenalización del “crimen del aborto” llena de pesar y es una muestra más, en el devenir de la historia, de que el Evangelio y los valores del Reino de Dios siempre encuentran oposición.
Al concluir, advierten que “quienes integran la Iglesia católica en Puebla están consternados; sin embargo, no pierden la esperanza de que Jesús, el Señor de la Vida, triunfará sobre la cultura del descarte y la cultura de la muerte”.
En toda su dimensión, el tema ya rebasó fronteras y llegó esta misma semana hasta el Vaticano.
El comunicado del alto mando católico poblano se reprodujo ayer en el portal informativo de la Santa Sede.
Bajo el título: “México, la Iglesia de Puebla lamenta despenalización del aborto”, Vatican News destacó la postura de la Arquidiócesis contra la reforma legal.
Y explica que “la nota responde a la decisión del Congreso de Puebla que el pasado 15 de julio aprobó la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación sustentado en el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en 2021, según el cual en México es inconstitucional criminalizar a las personas que deciden abortar”.
La publicación que se difunde de manera global incluye en su totalidad el texto del arzobispado poblano.
En el texto se retoman los duros señalamientos de la Iglesia en Puebla y de las acciones que tomará tras la reforma.
“Desde la Pastoral litúrgica, la Iglesia de Puebla promoverá la oración y la celebración de la santa misa, especialmente, en el Año Jubilar que se avecina, “para pedir al Señor de la Vida que toque los corazones de aquellas mujeres que han pensado en eliminar la vida que albergan en el vientre, para que reconozcan que la vida de su hijo es sagrada y la respeten”.
“La Arquidiócesis continuará, a través de la Pastoral de la Comunicación, la campaña permanente en las redes sociales y las parroquias, para concientizar sobre “el valor inconmensurable de la vida humana”.
No podía ser de otra manera.
Para quienes se alarmaron por la rudeza del discurso del arzobispado poblano, habría que recordarles que el propio papa Francisco ha sido implacable en torno al tema.
“El aborto es un asesinato. Aborto… sin medias tintas: quien aborta, mata”, habría sostenido en 2021.
En otras ocasiones, ante reporteros internacionales de la fuente papal, el papa Francisco sostuvo que “el aborto es un homicidio” y, en consecuencia, calificó como “sicarios” a quienes lo practican.
Más ponderado, añadiría que “No se debe esperar que la Iglesia cambie su posición en este tema. Quiero ser completamente honesto al respecto. No es un tema que esté sujeto a supuestas reformas o “modernización”. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”.
Esa es la posición del papa, del arzobispo de Puebla, de la Iglesia católica en general.
Dura, infranqueable, pero eso sí, muy respetable.
El hecho es que el aborto en Puebla ya es legal y eso es, para muchos, digno de celebración, porque, entre otros aspectos, concede a las mujeres el derecho de decidir sobre sus propios cuerpos.
A favor o en contra, en cualquier sentido, los diversos posicionamientos han sido más que comprensibles.
Respetables todos.