De pronto, el ambiente socio-político se enturbió en Puebla.
Dos casos en el ámbito de la procuración y administración de justicia atrajeron la atención desde el pasado fin de semana.
Los dos, quiérase o no, tienen implicaciones colaterales en la ruta de muchos actores cuya mira está bien puesta en el 2024, el año de las grandes definiciones para Puebla y para el país.
Ambos inciden en la vida política.
Por un lado, el artero asesinato de la abogada y activista poblana Cecilia Monzón Pérez, que estremeció a todos.
Se trata de un evidente feminicidio en contra de una luchadora social que había sido protagonista y defensora de los derechos de las mujeres.
Dolió en Puebla, si bien es una más en el escenario nacional donde el reclamo para frenar los homicidios dolosos y acabar con la impunidad es unánime.
La indiferencia en apoyo a la protección a las mujeres, al menos desde el gobierno federal, es más que evidente. Y la pregunta de ¿cuántas más? resuena cada vez más fuerte.
Cecilia Monzón se movió también en la política. Exesposa del marinista Javier López Zavala, durante un tiempo priísta, dejó esas tareas por mejores causas.
Conviene a todos el pronto esclarecimiento del caso Cecilia Monzón y, desde luego, concretar la captura de los responsables, materiales e intelectuales.
Pero aún más, resulta en extremo pertinente indagar las razones que motivaron ese cruel asesinato, perpetrado bajo una logística que hace suponer la participación, como se ha dicho, de verdaderos profesionales.
Ese rasgo criminal de gran escala no es menor.
Ya el gobierno estatal hizo público su compromiso de esclarecer los hechos. Hay razones para creerlo.
El de ahora no es momento para la especulación, la prudencia sugiere esperar el avance de las investigaciones que hacen autoridades locales y federales también.
Estoy cierto que tarde o temprano aflorará la verdad. Me temo que el resultado final nos sorprenderá.
El otro tema que atrajo especial atención mediática tiene que ver con la captura del periodista Arturo “N”, director del diario Cambio, medio informativo en el que participa como socio hace muchos años el actual diputado federal Ignacio Mier.
Del caso y de la incidencia directa e indirecta de muchos personajes se desprenden múltiples vertientes.
Una aborda el terreno de los medios de comunicación, que al menos hasta ahora no han percibido como agravio el involucramiento en presuntos actos delictivos de uno de sus miembros.
El historial de comunicador involucrado tiene un peso de otra dimensión.
Eso sí, la ocasión ha sido motivo para exhibir virtudes y defectos del periodismo local; reputaciones, andanzas y desvaríos que parecen no venir al caso.
Cabe la ocasión para asentar que aquí y en todos lados, en el ejercicio de la profesión periodística, como en otros lares de la vida pública, hay buenos y malos. Cada quien con su conciencia.
¿Alguien se atreve a tirar la primera piedra?
Otra secuela de este hecho, con sus inevitables efectos, incide en la esfera política. Y es que en estos tiempos previos a la sucesión todo cuenta.
Igual suma que resta.
En ese contexto, el coordinador de los legisladores de Morena en el Congreso federal Ignacio Mier se ha deslindado de la línea editorial del periódico, no así de su amigo, declarado este miércoles formalmente preso.
Por ahora, se le acusa de extorsión y el agraviado es el diputado local del PRI, Jorge Estefan Chidiac.
¿Quién no ha visto aquel video que a detalle acredita el mal proceder del periodista?
En su defensa, que comparte el diputado Mier, se arguye todo tipo de insinuaciones; hay intenciones para distraer, ejercer presión.
Ante ello, el mandatario estatal Miguel Barbosa ha pedido no caer en los lodos de la especulación, ni tampoco en la tentación de darle al caso un enfoque político-electoral.
El exhorto es para que se tenga “una visión de conjunto”, esto es, que los árboles no impidan ver al bosque.
No todos saben alinearse, ni soportan la tentación. Pronto tropezaron.
Es el caso del dirigente morenista en Puebla Aristóteles Evangelista, quien de la noche a la mañana se convirtió en el abogado defensor de Ignacio Mier.
No aportó ningún dato jurídico, alguna referencia legal que le ayudara en este apremio, pero eso sí, dijo del coordinador de los legisladores guindas en la Cámara de Diputados que “es un político comprometido con el pueblo y que en el Congreso ha buscado siempre el beneficio de las mayorías”.
Juró que quienes lo acusan no tienen autoridad ni calidad moral. ¿No se mordió la lengua?, ¿tiene autoridad y calidad moral después del cochinero y del duro traspié en el reciente proceso electoral?
Hay otros actores también con injerencia, además del propio Mier Velazco y de Estefan Chidiac, como el senador Alejandro Armenta, que igual se dice agraviado.
Todos ellos están en la agenda del 2024, por lo que este caso meramente de corte judicial tendrá también irreversibles efectos en la escena política.
Por eso, el entorno cargado de expectativa, quizá también de mucho morbo.
Para bien o para mal, de aquí en adelante todo cuenta.
Todo suma y, también, todo resta..