Texto y fotos: Jesús Peña
Un capítulo sobresaliente de la vida política de Puebla ocurrió en febrero de 2006: el día 14 se difundieron audios que evidenciaban complicidad del entonces gobernador Mario Plutarco Marín Torres con el empresario Kamel Nacif Borge, para ordenar que fuera torturada la periodista Lydia Cacho Ribeiro.
El 26 de febrero de ese año, más de 60 mil poblanos salieron a las calles para exigir la renuncia del político conocido desde entonces como El Góber Precioso.
Y, sin embargo, el mandatario se mantuvo en el cargo hasta concluirlo.
Pero su actuación significó la caída del PRI en el estado: el partido perdió por primera vez el gobierno de Puebla ante el PAN, que postuló a Rafael Moreno Valle Rosas, quien ganó la elección y asumió la gubernatura el 1 de febrero de 2011.
Marín Torres permaneció prófugo de la ley desde 2019, cuando se le giró orden de aprehensión, la cual se cumplimentó el 3 de febrero de 2021. Sí, el exgobernador cumplió este mes su primer año en prisión, luego de ser detenido en Acapulco, Guerrero, y trasladado de inmediato a Quintana Roo.
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ASÍ FUE
Esta historia se origina a finales de 2005, cuando la periodista Lydia Cacho Ribeiro publica su libro Los demonios del Edén, en el cual revela la operación de una red de pedofilia en México, en la que participan los empresarios de origen libanés Jean Succar Kuri y Kamel Nacif Borge, bajo la protección de diversos actores políticos.
El 16 de diciembre de ese año, Cacho Ribeiro es detenida en Cancún, Quintana Roo, acusada por difamación y calumnia, por lo que elementos de la entonces Policía Judicial la trasladan a Puebla, trayecto en el cual la escritora acusa tortura psicológica, pues amenazaban con violarla. Quedó libre bajo fianza al día siguiente.
En los audios del 14 de febrero, Mario Marín afirma: “Pues ya ayer le acabé de dar un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje, a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras”.
En la conversación telefónica, Kamel Nacif (actualmente prófugo de la justicia) alude al mandatario como: “Mi góber precioso. Mi héroe, chingao”.Y le promete dos “bellísimas botellas de coñac”.
En diversas ocasiones, Cacho Ribeiro ha explicado que con “bellísimas botellas” los pederastas se refieren a mujeres menores de edad.
En un noticiero a nivel nacional, Marín Torres trata de defenderse y pronuncia la triste frase “es mi voz pero no es mi voz”, mientras trataba de argumentar que el audio era falso.
LA MARCHA
La indignación social fue tan grande que miles de poblanos se organizaron a través de mensajes de texto (aún no había redes sociales) para participar en una manifestación nunca antes vista en la ciudad, que llegó a formarse sobre la 11 Sur, a la atura del Paseo Bravo, para desfilar hasta el zócalo, donde la gente se concentró para realizar un mitin.
Cientos de pancartas fueron hechas con leyendas como: “Yo no le creo a Marín”, “Marín debe renunciar”, “Fuera Góber Precioso”, “Nuestra libertad de expresión a cambio de una botella de coñac”, “Vete, Hitlercito”, “Renuncia si tienes vergüenza”, “Yo no vine a güevo, sino porque tengo güevos vine”, entre otras.
Primero en silencio, los pasos sonaban por las coloniales calles de la Angelópolis. Un helicóptero sobrevolaba el cielo para “observar la marcha” y hubo algunas molestias entre los manifestantes por esa vigilancia, pues el recorrido había sido ejemplarmente pacífico.
El mitin en el zócalo tuvo que apresurarse. El motivo: los primeros contingentes habían llegado al zócalo y miles seguían en la calle, detenidos por la muchedumbre. De hecho, hubo gente en el Paseo Bravo que ni siquiera pudo marchar por la saturación de la avenida Reforma y tuvo que avanzar hacia el zócalo sobre la 3 y la 5 Poniente.
En ese momento, medios nacionales señalaban que la participación se calculaba de 30 mil a 50 mil personas.
La entonces Agencia Notimex reportó 60 mil.
El gobierno de Puebla minimizó la marcha, asegurando que una manifestación organizada una semana antes a favor de Mario Marín fue superior, cuando en realidad tuvo entre 10 mil y 12 mil asistentes, muchos de ellos empleados de las dependencias estatales.
Un mes después, se organizó una segunda marcha contra el entonces mandatario, que estuvo pasada por agua. Acudieron menos de 20 mil personas, pero aún así fue mayor a la única hecha a favor del gobernador. En aquella ocasión, una consigna fue cantada: “No somos uno, no somos 10, pinche Marín, cuéntanos bien”.
Han pasado 16 años de aquella megamarcha que marcó a Puebla, y que en los tiempos recientes sólo ha sido superada por la del 5 de marzo de 2020, cuando estudiantes universitarios del estado, e incluso de otras entidades, se unieron para protestar contra la inseguridad en Puebla.
Sobre esta última manifestación, la cifra más conservadora calculaba 80 mil participantes, aunque el Comité Estudiantil Interuniversitario de Puebla estimó casi 150 mil.
Los universitarios protestaron por los asesinatos de tres estudiantes que asistieron al carnaval de Huejotzingo y un chofer de Uber que los iba a regresar a casa.